¿Sólo el ser humano es creativo? Sí, para la versión clásica del derecho de autor, nacida en pleno renacimiento, solo los individuos humanos pueden crear una obra original, una composición musical, una pintura, una obra literaria.
Esta visión renacentista exalta la creatividad humana y niega la de la naturaleza. Solo el humano tiene la conciencia, sensibilidad e inteligencia para crear algo original.
La naturaleza, en cambio, sería desde esta visión una realidad pasiva, mecánica, estática, una mera materia prima a partir de la cual solo el ingenio humano puede producir no solo bienes útiles sino también obras artísticas e inventos.
Pero esta visión es solo una multiplicación de vanidad por ignorancia. En realidad, los humanos hemos tomado infinidad de diseños y mecanismos de la naturaleza para desarrollar nuestros más ingeniosos inventos o más bellas obras de arte.
La naturaleza siempre ha sido nuestra maestra; de ella hemos aprendido siempre y seguimos aprendiendo. La inteligencia y belleza que teje la naturaleza es infinita. Hoy, la propia ciencia occidental nos deja perplejos develando los lenguajes de los animales, la sabiduría de los ecosistemas; las formas de conciencia, comunicación y aprendizaje de la naturaleza, todas capacidades que nos atribuíamos como exclusivas y excluyentemente humanas.
Ese carácter único de algunos de nuestros procesos mentales hoy también está siendo cuestionado por el desarrollo de la inteligencia artificial y la robótica. Lo que hasta hace poco solo podían hacer los seres humanos ahora lo hacen estos mecanismos tecnológicos.
De esta forma, hemos llegado a esta paradoja: la propia ciencia y la tecnología occidental nos llevan a una actitud más humilde respecto a nosotros mismos, menos arrogante y fantasiosa. Al final, la palabra "humano" y la palabra "humildad" tienen el término "humus" como raíz etimológica común. Pero la raíz común va más allá de la etimología: todos pertenecemos a una fuente vital común.
En realidad, esta visión distorsionada de la naturaleza y de nosotros mismos no es universal. Miles de culturas alrededor del mundo y del tiempo han tenido una visión distinta, integrada, de un ser humano integrado a lo que llamamos nosotros naturaleza, y por tanto de una relación mucho más adecuada y realista con ella.
Es urgente escapar de esta visión ficticia y vanidosa que nos está llevando al colapso planetario. Nadie que realmente quiera a sus hijos, a sus nietos, a su tierra y la vida, debe dejar de reflexionar seriamente sobre esto. Al final, nosotros mismos, los humanos, también somos una creación de la naturaleza, aunque la vanidad nos vuelva torpes y ciegos.
Agustín Grijalva
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