top of page

NOTICIAS

Encuentra  las noticias que publican nuestros socios.


ree

Para incumplir con la decisión popular de la consulta del Yasuní, el gobierno ha esgrimido los argumentos más dispares: necesidad de una moratoria, imposibilidad técnica, debacle económica, insuficiencia de tiempo, confusión en la pregunta, errores en el dictamen de la Corte Constitucional, entre otros.

Lo increíble es que, al mismo tiempo, el gobierno proclama una y otra vez que va a cumplir e, incluso, que ya está cumpliendo lo decidido por el pueblo.

De esta forma, el gobierno incurre en una contradicción ya sistemática y evidente, iniciada desde la campaña del entonces candidato y ahora presidente Noboa, en la cual todo el país pudo escuchar directa y claramente de él mismo, no una, sino varias veces, que dejar el petróleo en el Yasuní no constituía una verdadera pérdida económica, que eran mayores los costos por riesgos y contaminación al seguir con la explotación petrolera, que los ingresos y oportunidades.

Eso es lo que el candidato Noboa ofreció y lo que el presidente Noboa ahora incumple en los hechos, aunque no lo admita con palabras. Ahora, a ese tren de contradicciones se ha sumado su nueva ministra de Ambiente, quien afirma que para cumplir la consulta nacional del Yasuní se requiere tanto una consulta local como una licencia ambiental.

¿Entonces, cada vez que una decisión en consulta popular nacional requiera ciertas actividades locales para ser cumplida, habrá que llamar a una segunda consulta, esta vez a nivel local? ¿No participaron y se expresaron ya quienes apoyaban el "¿No” en cuanto a mantener el petróleo en el Yasuní, tanto en las provincias amazónicas como en todo el país?

Pero, además, la Constitución, en su artículo 57, numeral 7, establece la consulta previa, libre e informada sobre “planes y programas de prospección, explotación y comercialización de recursos no renovables”. La consulta es, entonces, sobre la posibilidad de iniciar y desarrollar estas actividades, por eso es previa. En el caso del Yasuní, la situación es distinta: se trata de una decisión popular ya tomada a nivel nacional para suspender a posteriori la explotación de un recurso no renovable y desmantelar la respectiva infraestructura.

A ello se añade otra confusión sistemática: se identifica la suspensión de la explotación petrolera con el desmantelamiento de la infraestructura petrolera. Pero estos son dos procesos distintos y diferenciables, aunque subsecuentes. Escuchando con atención a la ministra, puede identificarse que no diferencia ambas etapas.

La ministra ha dicho que la Corte Constitucional “debería verse el ombligo”, en referencia bastante difusa a las declaratorias de inconstitucionalidad y jurisprudencia sobre consulta popular y consulta a pueblos indígenas. Quizá la ministra debería ver las repetidas declaraciones del candidato Noboa sobre el Yasuní, así como los resultados de la consulta popular.

Lo que es más importante: quizá la ministra debería decir algo, al menos una palabra, sobre la riqueza biológica del Yasuní, porque fue nombrada ministra de Ambiente, no ministra de Energía y Minas.

Agustín Grijalva

 

 
 
 

ree

¿Sólo el ser humano es creativo? Sí, para la versión clásica del derecho de autor, nacida en pleno renacimiento, solo los individuos humanos pueden crear una obra original, una composición musical, una pintura, una obra literaria.

 

Esta visión renacentista exalta la creatividad humana y niega la de la naturaleza. Solo el humano tiene la conciencia, sensibilidad e inteligencia para crear algo original.

 

La naturaleza, en cambio, sería desde esta visión una realidad pasiva, mecánica, estática, una mera materia prima a partir de la cual solo el ingenio humano puede producir no solo bienes útiles sino también obras artísticas e inventos.

 

Pero esta visión es solo una multiplicación de vanidad por ignorancia. En realidad, los humanos hemos tomado infinidad de diseños y mecanismos de la naturaleza para desarrollar nuestros más ingeniosos inventos o más bellas obras de arte.

 

La naturaleza siempre ha sido nuestra maestra; de ella hemos aprendido siempre y seguimos aprendiendo. La inteligencia y belleza que teje la naturaleza es infinita. Hoy, la propia ciencia occidental nos deja perplejos develando los lenguajes de los animales, la sabiduría de los ecosistemas; las formas de conciencia, comunicación y aprendizaje de la naturaleza, todas capacidades que nos atribuíamos como exclusivas y excluyentemente humanas.

 

Ese carácter único de algunos de nuestros procesos mentales hoy también está siendo cuestionado por el desarrollo de la inteligencia artificial y la robótica. Lo que hasta hace poco solo podían hacer los seres humanos ahora lo hacen estos mecanismos tecnológicos.

 

De esta forma, hemos llegado a esta paradoja: la propia ciencia y la tecnología occidental nos llevan a una actitud más humilde respecto a nosotros mismos, menos arrogante y fantasiosa. Al final, la palabra "humano" y la palabra "humildad" tienen el término "humus" como raíz etimológica común. Pero la raíz común va más allá de la etimología: todos pertenecemos a una fuente vital común.

 

En realidad, esta visión distorsionada de la naturaleza y de nosotros mismos no es universal. Miles de culturas alrededor del mundo y del tiempo han tenido una visión distinta, integrada, de un ser humano integrado a lo que llamamos nosotros naturaleza, y por tanto de una relación mucho más adecuada y realista con ella.

 

Es urgente escapar de esta visión ficticia y vanidosa que nos está llevando al colapso planetario. Nadie que realmente quiera a sus hijos, a sus nietos, a su tierra y la vida, debe dejar de reflexionar seriamente sobre esto. Al final, nosotros mismos, los humanos, también somos una creación de la naturaleza, aunque la vanidad nos vuelva torpes y ciegos.


Agustín Grijalva

 
 
 


ree


Una ciudad es una casa colectiva, el lugar de la niñez y la juventud, de la memoria y la historia, y por supuesto de un presente con una vida digna o al menos del esfuerzo por tenerla.

 

Debería entonces ser obvio que quienes han sido electos para velar por los intereses de la comunidad protejan este patrimonio cultural y natural. También debería ser obvio que si una empresa tiene sentido social y respeto por su comunidad, no atente contra lo que esta considera parte de su identidad.

 

Pero en Santo Domingo hay empecinamiento de algunas autoridades y empresarios en priorizar el lucro privado por sobre todo lo mencionado. En 2022 se autorizó el proyecto inmobiliario Holyland en el cerro Bombolí, lo cual contraria el carácter de parque ecológico y bosque primario de esta formación natural.

 

En el Bombolí se han talado ya 181 árboles, removido tierras, levantado capa vegetal y realizado excavaciones profundas. Ante la deforestación creciente y el ruido de la maquinaria, los osos perezosos, aves, patos salvajes y otras especies se han visto desplazados del icónico cerro. Adicionalmente, con esta actividad se generan riesgos de deslaves para quienes ya habitan en el área.

 

Los habitantes de Santo Domingo se han organizado y movilizado para defender su amado cerro. La especulación inmobiliaria con ojos solo para las utilidades es ciega frente a las fibras sensibles de la identidad, la memoria y la valoración de la naturaleza.

 

En efecto, el Bombolí es el reencuentro de la ciudad con la naturaleza; es su memoria a todo pulmón. La Constitución protege los derechos de la naturaleza en todo el territorio nacional, y la jurisprudencia constitucional determina que estos derechos pueden especificarse para ecosistemas y especies concretas.

 

Por esta razón ha surgido la iniciativa de defender en y con el Bombolí los derechos de la naturaleza. Al igual que sucede con los ríos Monjas y Machángara, en Quito, se trata de una confluencia vital entre el derecho a la ciudad y los derechos de la naturaleza. Una evidencia viva y contundente de la complementariedad posible y deseable entre derechos de la naturaleza y derechos humanos.

 

Alrededor del mundo se hacen esfuerzos por enverdecer las ciudades bajo la conciencia de los estragos del calentamiento global, y de la alienación que sufrimos los seres humanos al desconocernos como parte de la naturaleza. De allí que esta lucha de organizaciones, gremios y vecinos de Santo Domingo no es un esfuerzo solitario.

 

A lo largo de todo el Ecuador e incluso en otras latitudes, esta noble lucha tendrá eco como un ejemplo de defensa de los derechos de la naturaleza y de la ciudad; defensa de la identidad y la memoria que alberga el Bombolí, el corazón verde de Santo Domingo.


Agustín Grijalva

Exjuez de la Corte Constitucional

 

 
 
 

QUIÉNES SOMOS >

Somos un grupo de profesionales interdisciplinarios para la defensa de los DDHH y de la naturaleza.

OBJETIVOS 

Objetivo General: Promover la defensa y protección de los derechos humanos y de la naturaleza mediante investigación, capacitación y litigio estratégico.

Objetivos Específicos:

  1. Desarrollar y aplicar estrategias de investigación y capacitación que fortalezcan el conocimiento y la práctica en la defensa de los derechos humanos y de la naturaleza, asegurando una articulación coherente con los principios interdisciplinarios e interculturales de CELID-PLURAL.

  2. Implementar litigios estratégicos que integren el pensamiento y la práctica en la defensa de los derechos sociales, económicos, culturales y ambientales, promoviendo la sinergia entre la investigación, la capacitación y la acción legal para generar un impacto significativo en el contexto ecuatoriano y latinoamericano.

CONTACTO

telef.PNG

Telf. +593 99 775 5114

Face.PNG
twit.PNG
insta.PNG
ubi.PNG

Edificio Albra, Coruña y Francisco de Orellana, Quito, Ecuador

celidplural@gmail.com

Suscríbete a nuestra causa

¡Gracias por tu mensaje!

bottom of page